miércoles, 27 de abril de 2016

Terapia de Pareja

Cuento de salinasc
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Habíamos tenido muchas discusiones con mi esposa ultimamente asi que decidimos ir a donde un consejero de pareja. Cruzábamos el umbral de los 5 años de matrimonio y eso se notaba en los dos, ya que nuestra relación se había deteriorado bastante. El nos dio ciertas recomendaciones para mejorar la relación a lo largo de cuatro sesiones, una cada semana, donde expresaremos todas nuestras frustraciones y esperanzas. Durante las sesiones, vi con desagrado como el psicólogo que nos atendía miraba las piernas y el trasero de mi esposa. A pesar de que teníamos ya dos hermosos niños de 3 y 4 años de edad, ella aún conservaba un delicioso y redondo culo, pero como habíamos dejado de tener relaciones sexuales en el último mes, yo estaba bien excitado y la forma como el doctor observaba a mi esposa Claudia, me masturbaba. Cuando ella caminaba dentro de su consultorio, él no le quitaba sus ojos de sus nalgas y cuando ella se sentaba, él observaba como su falda se subía dejando ver la parte alta de sus piernas.

El doctor nos recomendó dar un vuelto a nuestra vida e intentar algo fuera de la rutina, como unas cortas vacaciones separados de los niños, cambio de trabajo o terapias de pareja donde podriamos escuchar los problemas de los demás.

Cierto día viendo las paginas de clasificados del periódico, Claudia me preguntó:

-"Corazon, participas de una terapia de pareja mas atrevida?"

-"Que quieres decir con Atrevida?", les respondí con curiosidad.

Me acerque a ella y me indico con su dedo índice un pequeño aviso de periódico en la sección de Adultos:

"...Problemas con su pareja? Quiere romper la rutina? Fortalezcan su relación.. Liberese y deje que su pareja se libere.. BAR SWINGER LAS AGUILAS..."

Sonreimos.

-"Te interesaría tratar algo asi?", me insistió ella.

-"ok, si es por mejorar pues hagámoslo..", comente a pesar de que no me gustaba del todo la idea de que iba a compartir a mi esposa con otro hombre por una noche.

El siguiente fin de semana dejamos nuestros hijos al cuidado de mi suegra y decidimos ir al bar swinger. Alli vimos el bar organizado con unas diminutas mesas que permitian sentar muy juntamente cuatro personas. Vimos a varias parejas solas asi como otras donde ya estaban sentados y muy pegados los cuatro. Había una pequeña pista de baile en donde las parejas empezaban a intercambiar sus roles. Algunas parejas bailaban ya muy cercanos el uno del otro. Nos sentamos y la mesera luciendo una sexy minifalda se nos acercó.

-"Es primera vez?", nos preguntó ella sonriendo

-"Si.. ", respondimos los dos simultáneamente.

Ella entonces se sentó muy amigablemente y nos explicó como funcionaba todo. Cinco minutos de charla fueron suficientes para aclarar nuestra situación allí y comprender cómo era el rol del bar swinger y cómo debemos comportarnos allí.

Ella se fue y muchas parejas se nos acercaron indagando si queríamos compartir la mesa. No se si era porque veían a mi esposa muy atractiva o era yo el que llamaba la atención, pero me inclino a pensar que era lo primero, ya que Claudia tenía puesta un vestido de una sola pieza ajustado a su cuerpo el cual le moldeaba muy bien su delicado trasero y destacaba unas femeninas piernas.

Nos decidimos por un pareja interesante, ella era muy bonita y atractiva pero pasada de kilos, mientras que el era alto, fornido y al parecer le habia gustado a Claudia. Tenían mas o menos nuestra edades (30-35), asi que charlamos por un rato y decidimos salir a bailar. Luego de la primera pieza, vi con sorpresa como el acaricio el culo de Claudia antes de sentarnos a la mesa nuevamente. Su mano pasó sobre su trasero y palpo la redonda superficie del trasero de mi esposa mientras que ella le sonrió. Me dieron unos celos terribles pero me controle, ya que ni siquiera yo le había acariciado el trasero a mi esposa en el ultimo mes de la forma que el lo hizo.

Pero la sorpresa fue mayor cuando estando allí sentados y viendo como él ahora le acariciaba las piernas a Claudia, entró al bar el psicólogo que nos atendió en las terapias, acompañado por su esposa. Ella era alta, delgada, sus pechos eran pequeños para el tamaño de su cuerpo, pero tenia un espectacular trasero marcado por una corta minifalda que destacaba sus nalgas y dejaba notar que ella tenía puesta una diminuta tanga. Sus piernas eran largas y caminaba con un porte muy elegante.

No lo dude un instante.

-"Doctor Ramirez... aqui... aqui", le llame a gritos, ya que la música estaba con un volumen alto.

El se acerco a nuestra mesa sonriendo, seguido muy de cerca por su atractiva esposa. Fue muy evidente la sorpresa de Claudia, la mia y la de el, de encontrarnos allí. Pero creo que fue mayor la sorpresa del doctor Ramirez al ver a mi esposa Claudia, luciendo su sexy vestido, mientras que la mano de un extraño le acariciaba las rodillas. Su sonrisa cambió por una mirada fría de desagrado, pues su paciente preferida y el culo mas deseado por sus ojos en el ultimo mes, ya tiene compañero para esa noche.

-"Veo que están ya ocupados", comentó el doctor Ramirez.

Guardamos silencio y entre todas las tres parejas nos miramos.

-"Cariño, que pena pero creo que tenemos que dejarlos", dijo sorpresivamente Claudia a su acompañante, dándole un beso en la boca.

El y ella se pararon de la mesa sin decir nada , al entender la situación. No me importo para nada que Claudia besara a ese extraño que había conocido hacía pocos minutos y que le había acariciado descaradamente su culo, cuando al lado mio se sento la bella esposa del doctor Ramirez, dejandome ver sus piernas y como la minifalda me permitía fantasear. Como era alta y la corta falda era ajustada, sus nalgas se marcaban perfectamente destacando un trasero riquisimo. Yo le di beso en su mejilla y me presente, mientras que el doctor Ramírez volvió a sonreír y abrazo a mi esposa. Empezamos a charlar muy cerca el uno del otro y mientras pasaban los minutos, entrábamos en calor. Yo le acariciaba las piernas a ella y ella hacía lo mismo conmigo, al mismo tiempo que yo miraba su bello rostro. Por su parte el doctor Ramirez susurraba al oído de Claudia, mientras que le observaba sus tetas bajo el vestido y una de sus manos recorría la parte alta de su pierna subiéndole la falda.

Invite a bailar a Susana, la esposa del doctor Ramirez y logre mi cometido al poder acariciar su perfecto trasero. Bailamos tres piezas musicales en donde mis manos no se retiraron de sus duras nalgas y sentí todos sus movimientos. Me parecia increible que el doctor Ramirez tuviera una esposa tan deseable y que la trajera a este tipo de lugares para que otro hombre disfrutara de su cuerpo. Al acercarnos a la mesa, observamos como el Doctor Ramirez y Claudia charlaban con sus labios uno muy cerca del otro, y una de las manos de él acariciaba sin escrúpulos los pechos de mi esposa. No sentí nada de celos ni rabia al verlo a él sonreir y susurrarle cosas a mi esposa en el oído, al saber que el sensacional culo de Susana seria solo mío esa noche.

Luego ellos se pararon a bailar mientras que mis manos se deslizaban por entre las piernas de Susana y su corta falda. En la pista de baile, vi a lo lejos como las manos del Doctor Ramirez se posaban sobre el delicado culo de Claudia y se aferraban a sus nalgas, disfrutando de la redonda superficie de su trasero, mientras que mis dedos palpaban la afeitada vagina de Susana.

Cuando terminaron de bailar, ellos se acercaron a la mesa nuevamente.

-"Nos vamos cariño?", le pregunto el a Susana, interrumpiendo mi exploracion intima.

Saque la mano de entre sus piernas mientras que ella se acomodaba la falda nuevamente. Claudia se dio cuenta que mis dedos estaban dentro de su sexo y la expresión de su rostro me dejo a entender que se mojo.

-"Corazon, el doctor Ramirez me dijo que mi culo es uno de los mejores que el ha visto y ademas tiene unos deseos inmensos de hacerme el amor esta noche.. espero que no te moleste eso.. verdad?", me preguntó Claudia cuando nos levantamos de la mesa.

-"No hay problema cariño, yo voy a disfrutar del cuerpo de Susana..", le respondí sonriendo pero con cierta envidia ya que sabia que era cierto que el quería montar a mi esposa.

Decidimos marcharnos. Claudia y el doctor Ramirez en el auto de ellos mientras que yo llevaba a Susana en nuestro auto. Ibamos a la casa de ellos, asi que Susana me daría las instrucciones de como llegar alla. En el viaje, Susana y yo dejamos que nuestras manos recorrieran nuestros cuerpos y empezaran a disfrutar de una noche de placer. Durante el viaje, paramos a comprar una botella de vino y algo de comer.

Cuando llegamos a la casa, nos dimos cuenta que el Doctor Ramirez no aguanto nuestra demora y se adelantó. La tentación de tener a Claudia a su lado era enorme. Entramos y vimos en la mitad de la sala a mi esposa completamente desnuda, boca arriba con sus piernas abiertas y su ropa tirada sobre el sofa. Sus pechos, grandes y voluptuosos, lucian bellisismos y en cierta manera envidie al psicólogo. El, también desnudo, tenia la cabeza entre las piernas de ella, muy seguramente lamiendole la vagina, jugando con su clítoris y disfrutando del olor que debía salir de su vulva.

Cuando los dos nos vieron entrar, el saco su cabeza de tan placentero lugar y se ubicó encima de ella para penetrarla. Claudia abrió mas sus piernas y el tomando su verga con sus manos, se la hundió en lo profundo de su vagina. Me quede observando como la cabeza del pene se introducía dentro de la vulva de mi esposa, para perderse de mi vista. Ambos dejaron escapar un grito de placer. El por penetrarla finalmente y ella por sentir una verga despues de mas de un mes de abstinencia sexual.

-"Abres la botella, cariño?", me preguntó Susana, interrumpiendo mi mirada sobre ellos.

Entramos a la cocina y mientras y yo destapaba la botella, escuchaba a Claudia y el Doctor quejarse de placer. Serví el vino, me acerque a Susana y empeze a besarla mientras mis manos repasaban su trasero.

-"Quieres hacerlo aca en la sala o quieres llevarme a la cama?", me preguntó ella.

-"Me gustaria aquí abajo en el sala primero", le respondí.

Empecé a desnudarla y la deje en ropa interior, mientras escuchaba como en la sala, Claudia y el Doctor disfrutaban de sus cuerpos. Los pechos de Susana eran diminutos pero no me importo. Su tanga guardaba un tesoro y su espectacular y redondo trasero merecía ser clavado por mi verga. La tome de la mano y volvimos a la sala a presenciar como ellos llegaban al orgasmo. El, en posicion misionero encima de ella, se movía violentamente, su abdomen se sacudía frenéticamente sobre el de Claudia y hacía presentir que estaba a punto de derramarse mientras que el cuerpo de mi esposa era sacudido. Ella con sus ojos cerrados, lo abrazaba fuertemente por la espalda y esperaba por ese momento. Parecían una pareja clásica, el encima de ella con sus cabezas juntas y abrazados.

Susana se sentó sobre el sillón mientras que yo me desnude. Luego le retire su tanga y esa belleza de vagina quedo solo para mis ojos y mi lengua. Me arrodille y tan pronto mi lengua descubrió el dulce sabor de su vagina, mi esposa y el doctor gritaron simultáneamente. Voltee a mirar y la expresión del rostro de el, lo decía todo. Habia logrado su anhelado proposito. Su verga acababa de entregarle a mi esposa una poderosa carga de semen dentro de su vagina. Claudia, por su parte, arqueaba su espalda hacia arriba, producto del orgasmo.

Mientras que el seguía gritando y terminaba de eyacular, y Claudia seguía aferrado a él, Susana y yo empezábamos. La noche transcurrió asi, mientras una pareja lo hacía, la otra pareja observaba. Al cabo de un rato, Claudia y el me miraban como yo clavaba a Susana sobre el sillón y mi verga explotaba dentro de su vagina. Luego el doctor Ramirez le pidio a mi esposa que se ubicará en el sofa con sus rodillas puestas sobre el asiento en posición doggy. La observo desde atrás y se quedó extasiado mirando la belleza de sus nalgas, su delicado ano y esos pronunciados labios vaginales.

-"Como te envidio Ricardo... tener toda esta belleza para uno solo todas las noches... no me explico cómo puedes pelearte con ella", me dijo él mientras que tomaba su verga con su mano y con la otra abría la vulva de mi esposa para hundirle nuevamente su verga.

La noche transcurrio asi, de forma libre, donde nos entregamos el uno al otro. A partir de ese día, Claudia y yo decidimos darnos mas tiempo para mejorar la relación y saber entender que somos una pareja. No volvimos a vernos con el psicólogo y su hermosa esposa Susana. No fue necesario ya que reanudamos nuestra activa vida sexual para complacernos.

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