sábado, 17 de octubre de 2015

La Odisea de Helena (Parte 2)

(Continuación de Parte 1)


El lunes que siguió a aquella fiesta en la casa de campo de Luis, yo aún andaba algo adolorida de la noche con el hombre que me regaló mucho dinero por cosas que aun no recuerdo. Cuando entre a la oficina, Rosa ya estaba trabajando y actuó como que nada había pasado. Yo tampoco quería hablar al respecto. Todo había sido tan desconcertante que por momentos dudaba que había sucedido.

A la hora del almuerzo, Rosa me acompañó a la cafetería del supermercado como todos los días laborable. Mientras terminábamos nuestra comida y la cafetería se vaciaba ella me mencionó que la fiesta del fin de semana anterior había sido un éxito para Luis. Por eso yo entendí que la habían pasado todos muy bien. Rosa me aclaro la situación que en realidad había sido parte para conocer gente para su negocio y que el señor que me había entretenido toda la noche era una persona clave. Ahora Luis si quería celebrar este fin de semana y que yo tenía que ir.

Pues yo no necesite mucho convencer para aceptar otra parranda. Y si me ganaba otro poco de dinero entreteniendo un viejo de esos, pues no me caería mal.

viernes, 16 de octubre de 2015

La Odisea de Helena (Parte 1)

Me llamo Helena y soy una alcohólica y drogadicta en recuperación. Gracias a Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos, he podido enderezar la vida que llevaba desde la adolescencia hasta que cumplí veintiocho años. Tengo muchas memorias feas de esos tiempos. Pero algunas de esas memorias desagradables también me ponen muy gafa. Quiero contarles algunas de estas situaciones penosas pero muy eróticas.

Cuando era una niña de colegio, yo fui muy rebelde. Mis notas eran por debajo del promedio, pero suficiente para pasar las clases. Empecé a fumar y beber a los quince años. Uno de mis compañeros traía Yuscaran a la escuela en un bote de agua. Mis amigas y yo traíamos los jugos para tomar con él y sus amigos. A la hora del recreo nos íbamos a algún lugar escondido dentro de la escuela y tomábamos. Ahí los muchachos y se nos acercaban y nosotros dejábamos que ellos nos manosearan un poco y fingíamos un poco de resistencia. Una de las otras compañeras y yo éramos más atrevidas, y a varios de los compañeros los mandábamos de vuelta a clase bien alegres después de una mamada que les pegamos. Digo que fueron varios, pero creo que todos los del grupo este de chicos malos al menos una vez me llenaron la boca de abundante cremita. Recuerdo una vez que llegue a clase con una gota de semen en mi uniforme y no lo note hasta la mitad de la hora de clase. Pronto perdí la virginidad con uno de ellos pero no fue nada erótico. Todo fue muy torpe. Me hubiese gustado haberla perdido con algún viejo morboso ya experimentado, pero ni modo. De milagro logre pasar toda la secundaria sin salir embarazada ya que muchas veces cogíamos con uno y otro sin condón.

Ya graduada conseguí un trabajo como asistente de contador de un supermercado en La Ceiba. El trabajo me lo había conseguido la amiga de mi mamá. La única amistad que hice ahí fue con Rosa, una muchacha que me llevaba un par de años de edad y antigüedad laboral. El novio de Rosa era Luis, un hombre ya de unos treinta años y no era muy atractivo que digamos. Pero Luis se le notaba que tenía dinero y era de esos hombres muy machotes y

jueves, 15 de octubre de 2015

La Botellita de La Virgen

Me llamo Francisco y estoy en la Universidad. Yo tengo dos amigas que se llaman Clara y María y son hermanas. Clara tiene veintidós y María veinte años. Ellas son de una familia católica neocatecumena y van a misa varias veces por semana. Yo también soy católico pero no voy a misa más que los domingos y nuestras familias se conocen desde que los tres éramos pequeños en la iglesia. Clara y María viven una vida muy protegida. Ellas rara vez andan en la calle fiesteando, y cuando lo salen lo hacen con algún primo o conmigo y en grupo. Ellas tienen como meta llegar vírgenes al matrimonio y lo dicen en serio.

Pero Clara y María están bien buenas. Como no salen mucho, solo comen comida de casa y saludable. Son de estatura mediana con sus cuerpecitos bien firmes y su piel impecable. Cuando salen, se visten conservadoramente, pero siempre la ropa bien tallada y mostrando algo de piel.  Mientras tanto, en la casa ellas se ponen cómodas con shorts y camisetas. Yo sé cómo se visten en su casa porque yo soy de confianza por ser de la iglesia y me comporto siempre respetuoso.

Los padres de Clara y María decidieron compensar su disciplina con la libertad que los amigos aprobados podían llegar a la casa y quedarse ahí hasta cualquier hora. Muchas veces lo que hacíamos era alquilar un montón de videos y nos pasábamos toda la noche viendo películas y comiendo palomitas de maíz. Otras veces jugábamos juegos como Monopolio o Risk hasta muy tarde. Una noche hace tres años de esas decidimos jugar la botellita.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Trámites en la Alcaldía

Después de una ajetreada y estresante mañana haciendo trámites en la alcaldía, decidí subir al food court del Edificio Midence Soto a tomarme un café. Yo estaba cansado y muy enfadado por todo el tiempo en fila que me había tocado hacer. A esa hora, todas las mesas estaban llenas a esa hora. Después de unos momentos encontré una libre y me senté con mi café y mi empanada de carne.

En la mesa de enfrente estaba una señora de unos cuarenta años, delgada pero no flaca y de pelo corto. Ella no me quitaba los ojos de encima y me sonreía coquetamente. Yo le sonreí de vuelta y ella se rió como colegiala y empezó a ver su periódico pero siempre levantaba la vista. En esos días yo tenía veintiséis años y no me miraba mal. Aun las cervezas no me habían dado panza y mi trabajo requería que caminase mucho.

Durante todo el almuerzo los coqueteos siguieron desde la mesa de enfrente. Yo me sentía alagado y ella no se le quitaba la sonrisa de la cara. Decidí hacer algo al respecto. Me levanté y fui de nuevo al café. Compre otro esspreso para mí y una granita para ella, ya que eso era lo que estaba tomando y ya se le estaba acabando. Regrese a su mesa y no se vio nada sorprendida cuando me senté y le ofrecí la granita.

martes, 13 de octubre de 2015

Las Mascotas de Gisela


Yo me llamo Gisela y tengo treinta años. Soy una mujer atractiva y profesional. Nunca me he casado y no tengo hijos. Mi cuerpo lo mantengo como cuando tenía veinte porque paso metida en el gimnasio. Mi vida es muy estructurada y disciplinada tanto en lo personal como lo profesional. Yo no fumo, bebo ocasionalmente y rara vez me desvelo. Yo tengo muchos pretendientes para algo serio, y no solo para aventuras. Es por eso que mis amigas se extrañan cuando ven que  no salgo con los hombres más apuestos a mi disposición, sino con los feítos o los gorditos. Yo a todo mundo les digo que yo busco la belleza interna, pero la verdad es otra.

Yo salgo con estos hombres porque me tratan como reina y porque son muy bien mandados, incluyendo en la cama. A mí me encanta dominar a los hombres dentro y fuera del dormitorio. Yo descubrí este lado perverso hace cinco años con Eduardo.

lunes, 12 de octubre de 2015

El Profe Mario

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Me llamo Suyapa y logre cumplir una de mis fantasías de colegiala.

Cuando estaba en el colegio, yo era una chava muy caliente, pero no era zorra tampoco. Tuve mis novios y la pasábamos bien. Pero no era suficiente y me masturbaba a diario.

En esos días de colegio, yo estaba obsesionada con el Profesor Mario, de la clase de educación física. El era un ex militar y aún tenía el cuerpo de batallón. Usaba camisetas de lycra una talla más pequeña de lo que debería para ese pecho tan musculoso. Cuando la camiseta era blanca, se le marcaban los músculos del abdomen. El pantalón buzo que siempre usaba le marcaba aquel tremendo miembro y no le quitaba los ojos de ahí. Ese indio me traía loca. Para provocarlo, mis compañeras y yo usábamos los shorts lo más corto que podíamos. Una vez yo me atreví a usar uno en el que se me veía la curva que divide la nalga de la pierna. El Profesor Mario me regaño y dijo que era demasiado llamativo y distraía a mis compañeros. Yo me avergoncé, pero al mismo tiempo me alegro que lo hubiera notado. Yo siempre buscaba encontrarlo en los pasillos para coquetearle. Una vez logre que platicáramos un rato y me despedí de él con un abrazo. Esa noche me masturbe varias veces recordando su cuerpo apretado contra el mío y el roce de su paquete.

El tiempo pasó y yo me gradué y entre a la universidad. Un día de esos, me encontré al Profesor Mario en Plaza Miraflores.

sábado, 10 de octubre de 2015

El Hotelero

Contribución de “Manuel”

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Hace algunos años, yo manejaba un pequeño hotel en el Mercado de Comayagüela. Quedaba cerca de las estaciones de buses en el área de la Avenida Cabañas. Como sabrán los capitalinos, esta siempre ha sido muy conflictiva y llena de prostitutas y resistoleros mezclados entre gente normal. Yo no manejaba las operaciones diarias, pero supervisaba las cuentas y el mantenimiento.

Un día llegue y en la recepción estaba una muchacha que quiero creer que tenía dieciocho años. Me quedo viendo y se sonrió muy pícaramente conmigo y se fue para su cuarto. La señora que atendía la recepción me dijo que la muchacha había llegado con un muchacho que parecía extranjero y que iban para Copán.  Pues no le preste más atención y seguí a revisar una reparación que habíamos hecho el día anterior.  Confirmando que todo estaba bien, regrese a la recepción y la encargada me dijo que la muchacha quería hablar con el gerente. Me contó también que ella había salido de su cuarto la noche anterior completamente desnuda pidiendo una toalla y que ella creía que la muchacha quería algo conmigo.

Con esta información, llegue al cuarto de la muchacha y me abrió la puerta. Ella era pequeña y delicada, y se llamaba Vicky. Era piel clara, y se miraba muy bonita en sus shorts flojos y camiseta ombliguera. Claramente no andaba brassier y posiblemente tampoco calzón.

Vicky me invitó a sentarme y empezó a platicar acerca de su viaje a Copán, al que no quería ir porque acababa de conocer a su compañero de viaje. Empezó a contarme que ella era una modelo argentina, cosa que claramente era mentira ya que su acento era muy criollo. Yo le seguí el juego y le pregunté qué tipo de modelaje hacía, y ella me dijo que modelaba ropa interior.

viernes, 9 de octubre de 2015

Curioso Partido del Real Madrid

Contribución de "Josué"

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Cuando aún estaba en el colegio, en mi ruta de vuelta a la casa, siempre me encontraba con la misma gente en su rutina diaria. Una de esas personas era Claudio. El era un muchacho ya de edad universitaria. El siempre andaba bien vestido y con una sonrisa para todos. Cuando me miraba, se sonreía y nos saludábamos.

Un día de esos, Claudio y yo compartimos un taxi de vuelta a la casa. El andaba de aparente casualidad en el centro y nos encontramos en el punto de taxi. Pues nos fuimos platicando tonteras y entablamos una amistad.

Al día siguiente que nos encontramos en la colonia, Claudio me dijo que había conseguido una botella de tequila y no quería beber solo. El me invitó a su casa y nos tomamos un par de tragos. Vimos un partido de fútbol en la televisión y platicamos machadas. Y así fue creciendo la amistad entre tragos, fútbol y pláticas de mujeres. El siempre tenía algo de tomar y comer y su casa casi siempre estaba sola. Cuando habían otras personas, nos íbamos a su cuarto a ver porno en su computadora.

Luego un viernes había partido de la liga española y como buenos fanáticos del Real Madrid, Claudio y yo nos juntamos en su casa para tomar y ver el juego. Ya para terminar el juego apareció la mamá de Claudio y decidimos ir a su cuarto a seguir la bebedera. Una vez en su cuarto, de repente en son de juego, el se me sentó en las piernas y yo me asuste.

jueves, 8 de octubre de 2015

Mi Esposa, Mi Puta

Cuando me case a los veinticuatro años con una muchacha copaneca de diecinueve, yo era aún un inocente.
Carla era una de esas copanecas de carita blanca, alta y delgada. Se había venido a vivir a la capital donde su hermano a estudiar. Pero por su apariencia, ella consiguió trabajar como modelo. Era bellísima. Cuando se arreglaba tenía un parecido a la cantante Ana Barbará. Yo la conocí por una amiga que también era modelo.
Empezamos a salir y fue un noviazgo normal. Ella se quedaba los fines de semana en mi apartamento y poco a poco ella se mudo del todo a la casa y decidimos casarnos. A todo esto, yo estaba escuchando que mis amigos no querían que yo me casara porque habían escuchado Carla había tenido un pasado un poco turbulento. Yo no le preste atención a las protestas y nos casamos.
Ya una vez en el matrimonio, ella sintió la necesidad de confesarme la verdad. Ella había llegado a la capital a los 14 años y pronto fue descubierta por un promotor de modelos que ahora es un famoso de los medios. En ese ámbito, circulaban muchos hombres de dinero en busca de carne fresca y mi Carla era bocado de cardenal. Pronto se vio envuelta con un político y se volvieron amantes.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Érica y su Final Feliz

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La historia de hoy es la de Érica y su Final Feliz
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Me llamo Érica y tengo 30 años y soy casada. En mi último aniversario de bodas, mi esposo me llevo a almorzar y me regalo un paquete para un Día de Belleza en un salón de esos con todos los servicios. El paquete incluía pedicure, manicure, peinado, y un masaje de media hora. Yo fui al salón al día siguiente ya que tenía unos días de vacaciones acumulados en el trabajo.
Como gran reina, me hicieron el manicure y pedicure tres muchachas de gabacha blanca. Después pase al área de masajes con Mirna, una señora de unos 40 años y rellenita con tremendo pecho. Su gabacha blanca apenas podía contener semejantes tetas que no eran menos que una copa D. Se me hacía difícil quitarles los ojos de envidia comparadas a las mías que apenas llenaban una copa B. De repente me fije que no andaba brasier. No dije nada pero ella noto mi asombro. Ella me dijo que para dar masajes, se lo quitaba por comodidad.

Mirna me pidió que me quitara la ropa y que me acostara boca abajo. Ella comenzó poniéndome un aceite de olor a menta en la espalda y me dio un firme y delicioso masaje.

martes, 6 de octubre de 2015

Marta, la callejera del Centro

Compartido por “Ruben”
En el centro de Tegucigalpa, hay muchos personajes coloridos. Hay borrachos, prostitutas, resistoleros y otros personajes que nunca invitarías a tu casa.
Uno de estos personajes es una muchacha muy flaca y chaparra. Digo muchacha porque asumo que la vida callejera la ha envejecido rápido. Su cara esta ajada y curtida por el sol. Yo estimo que ella pesa unas noventa libras y se viste con ropa de bulto barato. No tengo ni idea de cómo se llama pero digamos que se llama Marta.
Yo soy un muchacho universitario de buen parecer. Tengo la suerte que mis padres me pagan mis estudios en la UNAH y me puedo dedicar por completo a mi carrera. Tengo novia y las mujeres me coquetean en la calle. Soy callado pero amable y no le niego una sonrisa a nadie, ni a una muchacha callejera como Marta.
Marta siempre me sonríe y me trate de vender lo que sea que está vendiendo ese día, ya sea pasta de dientes o chocolates. A veces le compro cuando estoy en el punto de Taxis de Cerro Grande.
Una vez Marta se me insinuó diciéndome que la invitara a un fresco justo fuera de una cantina que queda camino a Los Dolores.

lunes, 5 de octubre de 2015

Jugando Nintendo

Historia enviada por “Luis”

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Estaba yo tranquilo a mis 15 años jugando SuperMario Kart en la casa.
La única otra persona en la casa era mi cuñada Diana. Ella tenía 29 y bien buena. Era una flaca de piel clara y pelo negro oscuro. Mi hermano tenía tres meses de haberse ido a EEUU de mojado porque no conseguía trabajo en Honduras. Solo iba estar allá un año.
Diana estaba en su cuarto recién llegada del trabajo y se iba a bañar y cambiar. Ella me pidió que fuera a la pulpería a comprar un paquete de Belmont rojos y un par de cervezas. Yo fui sin protestar mucho porque siempre me daba media cerveza y un cigarro.
Cuando regrese, estaba ella sentada en el sofá y se había puesto a jugar con el Nintendo viejo un juego de SuperMario Kart. Ella estaba ahí solo con la bata, y nada debajo. Eso era normal. Ella sabía que yo pasaría morboseandola toda la tarde hasta que llegara mi mama y ella se iría a poner algo de ropa. Era de entendido que a ella no le molestaba que yo la viera casi desnuda todos los días y que sabía que en la noche yo le dedicaría una paja o dos. Su bata se abría de vez en cuando y le miraba las tetitas pequeñas pero firmes, y su pancita plana sin una onza de más.

viernes, 2 de octubre de 2015

Introducción

Este blog a sido creado para contar las historias, fantasías, confesiones y cuentos eróticos que hayamos experimentado. Por favor enviar sus confesiones mas sucias y pervertidas a picardiashn@yahoo.com . De ahi, nosotros editaremos, adaptaremos y redactaremos tus historias para publicación.