miércoles, 25 de mayo de 2016

Otra vez en manos de Facundo y Nicolas

Un cuento de Anitaslut44. Es continuación de este.
-----------

Aquella noche regresé a casa bastante cansada. Había tenido un día bastante ajetreado y difícil en la oficina.
Para colmo de males, Víctor estaba de viaje y por lo tanto, no iba a encontrar en casa alguien que me desfogara de la calentura que sentía…
Al llegar a la puerta del edificio, solamente pensaba en la tremenda paja que iba a hacerme con mis juguetes; mientras tomaba un baño de inmersión bien caliente…
Mientras abría la puerta de mi departamento, alguien me tocó el hombro.
Grité como una loca del susto y giré mi cabeza para ver quién era. Me encontré con la grata sorpresa de ver a Facundo, mi vecino favorito, que tan bien me había garchado junto con Nicolás y todos sus amigotes….
Sonreí y entonces él me acarició la cola por encima de la fina tela de mis pantalones. Le dije que estaba demasiado cansada para coger…
Pero entonces vi su carita compungida por la decepción y decidí que no se lo podía negar… Realmente tengo el sí demasiado fácil…

Lo tomé de la mano y lo dejé entrar. Cerré la puerta y lo empujé contra ella.
Desabroché sus pantalones y le metí la mano debajo del boxer. Eso era lo que me encantaba de esta clase de pendejos: te tocan el culo y ya se les pone durísima. Agarré con firmeza su linda verga y lo empecé a pajear, mientras le comía la boca en beso profundo. El pibe casi acabó allí en mi mano…
Sus manos rodearon mi cintura y bajaron a manosear mi culo. Me arrancó los pantalones tirando hacia abajo, hasta dejármelos a la altura de los muslos. Entonces deslizó sus dedos por dentro de mi tanga y alcanzó mi clítoris ya bien inflamado de antemano… Me hizo gemir como una perra.

La verga de Facundo parecía que explotaba en mi mano, casi hervía de lo caliente que estaba: mientras la apretaba podía sentir sus venas bien dilatadas y latiendo con todo. Nuestras lenguas seguían entrelazadas y no dejaban de acariciarse.
El pibe rompió el contacto con mis labios y comenzó a gemir, anunciándome que ya no aguantaba más y que iba a acabar.
Entonces me arrodillé y abrí mi boca, justo en el instante que él comenzaba a soltar toda su leche caliente, la cual me tragué hasta la última gota.
Volví a incorporarme y leo miré a los ojos, preguntándole si quería un beso mío con sabor a su semen…
El pendejo sonrió y me dijo que yo era una puta hermosa, muy turra.
Volvió a acariciarme la cola y de repente arrancó mi tanga de un manotazo, guardándosela en un bolsillo de su pantalón. Entonces deslizó nuevamente sus dedos en mi concha bien humedecida y los sacó enseguida, llevándoselos a la boca para lamer mi esencia. Sonreí y le dije que era un mocoso cochino.
“Vamos a tu cama, Anita”. Dijo sonriendo, al mismo tiempo que me levantaba como a una pluma sobre sus anchos hombros, sin darme tiempo a decir nada.
Me arrojó boca abajo sobre la cama matrimonial y se apoyó sobre mi cuerpo. Me metió un dedo en mi entrada trasera y preguntó a mi oído:
“Vas a dejarme que te rompa esa cola hermosa?”
Le dije que estaba muy caliente y que quería su hermosa pija en mi concha. Si me hacía acabar en menos de cinco minutos, entonces le entregaría el culo gustosamente, para que me hiciera lo que él quisiera…
Al escuchar eso se le puso la pija otra vez durísima y así como estaba yo boca abajo, todavía con mis pantalones por encima de las rodillas, el pibe me la metió de un tirón… hasta el fondo.
Me sentí tan llena en ese instante que gemí de placer y le pedí a Facundo que me cogiera con todo, le dije que era suya, su esclava sexual por el resto de la noche. Sentí que su pija crecía en el fondo de mi vagina y pronto el pibe comenzó a moverse, a entrar y salir de mi cuerpo con frenesí.

Tardó más de cinco minutos en hacerme acabar, a pesar de la tremenda calentura que yo sentía. Unos segundos después de mi orgasmo, él también comenzó a temblar y a aullar, mientras se vaciaba en mi concha.
Muy despacio se salió, mientras yo seguí con mi cara enterrada en la almohada, todavía jadeando y temblando por mi orgasmo.
Facundo insistió en cogerme por el culo, pero rechacé sus ruegos, diciéndole que debía cumplir su palabra. Además le dije que seguramente su gran amigo Nicolás era capaz de hacerme acabar como una perra en menos de cinco minutos.
Siguió insistiendo hasta que me ganó por cansancio; así que finalmente me levanté de la cama, me quité los pantalones y me puse en cuatro en una de las puntas de la cama; mis piernas y manos quedaron sobre el colchón y con mi cola parada apuntándole a mi vecino bien dotado.

Me escupí los dedos de mi mano y me los pasé sobre el ano, con mi dedo índice me puse un poco de saliva dentro del canal rectal, pero Facundo estaba ansioso y no me dejó terminar… Apartó mi mano de mi culo y con las suyas me tomó con firmeza por mis caderas, mientras apuntaba la cabeza de su verga a la entrada de mi ano.

“Despacio, no seas tan bruto”. Le pedí, anticipando que, con semejante ansiedad y urgencia, me iba a destrozar la cola.
Yo no había estado cogiendo con Víctor en los últimos días y por ello noté que me faltaba un poco de dilatación anal. La verga de Facundo seguía entrando de a poco, apenas lubricada. De repente sentí un dolor agudo y supe que mi esfínter había cedido al furioso embate de mi vecino.

Grité un chillido agudo, al sentir una pequeña puntada en mi ano. Pero el pibe siguió metiéndomela como si nada, dedicado a su propio placer.
Pude sentir gran parte de su verga dentro de mi culo; entonces Facundo me aferró con más firmeza por mis caderas y comenzó a bombearme bien duro.
Su cuerpo chocaba contra mis nalgas con mucha violencia, podía ver su cara, por uno de los espejos de la pared. Se lo veía casi hipnotizado, mirando cómo su verga entraba y salía de mi culo. Me mandaba unas embestidas brutales, parecía desesperado… hacía dos semanas ya que me había dejado enfiestar por él, Nicolás y sus amigos.
Comencé a gemir más y más, disfrutando la manera brutal en que este pibe me sodomizaba.
“Ahhh. Puta hermosa, te gusta cómo te cojo el culo”. Suspiró Facundo-

Realmente me estaba lastimando el culo, me dolía mucho y sentía ardor…
Cada vez sus manos iban subiendo mas por mi cuerpo, ya me estaba tomando por mi cintura; me embestía brutalmente con movimientos muy cortos y constantes. Sacaba su pija unos centímetros de mi culo para volver a hundirla hasta el fondo.
Yo estaba completamente mojada, sentía como mis jugos se deslizaban por mis piernas hasta terminar en las sábanas. Fue una cogida muy intensa, pero solo duró unos diez minutos, hasta que Facundo pegó un alarido infernal y descargó la poca leche que le quedaba dentro de mi culo.

Me la sacó lentamente, como disfrutando cada segundo que le quedaba dentro de mi culo; acarició mis nalgas y se recostó a mi lado boca arriba.

Giré y comencé a limpiarle la pija con mi lengua. En ese momento sonó su celular: atendió y le contó a alguien el tremendo polvo que se acababa de echar. Cuando colgó, lo miré inquisitiva y entonces sonriendo me dijo:
“Era Nicolás… llega en diez minutos y preguntó si estás lista para el segundo round…”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario